martes, 30 de diciembre de 2008

Mapas Visuales 2: Buenas Cosas

Bueno, creo que el post anterior con todo y euforia maligna repasé los tragos semiamargos de estos meses de ausencia, y bueno, creo que no todo fue así, creo que gran arte de las cosas que trato de evitar es la apatía con la que a veces se topa mi vida, que le vamos ha hacer?, es una circunstancia en la cual todos estamos involucrados, es un proceso de vivir y volverse a levantar.

Durante los meses de ausencia como lo digo, no fue todo drama, creo que esa pate la he superado, aquella de evitar el drama para generar una audiencia, haaa, es un concepto muy kafkiano de la transformación de las emociones, pero siempre complicado de comprender.

Hubo bastantes momentos de risa, mis hermanos estuvieron en un concurso de baile, en donde ganaron tercer lugar, un estilo Dancing With The Stars, baratamente imitado, y que significó un despegue, pues al instante los contrataron para un evento. Mis hermanos no son bailarines profesionales, ni nada, pero como buenos oficinistas y proyectistas, se quitaron la corbata y las zapatillas para ponerse a bailar, sala, que es lo que más bien les sale.

Y pues llegó mi cumpleaños, andaba esperando y deseando que ya fuera 15, pues me había encerrado en mi monotonía peculiar para cerrar ciclos, creo que era lo mejor para la ocasión. Estuvimos a punto de no llegar, se nos perdió una maleta, y ante los ocasos circunstanciales, llegamos a tiempo. Mi hermana cocinó pollo en champiñones, y cocinaron mi comida favorita, El espagueti : ). Fueron días extraños, los trances pues, la circunstancia de tener 17 años, y de repente convertirme socialmente en un ciudadano, el cual debe de responder sus obligaciones, es un pollazo que al final de cuentas termina siendo interesante, pero muy confuso.
En el cumpleaños hubo poca gente, creo que es la palabra más apta, pues poca gente fue, no tengo muchos colegas, misantla es un lugar en donde es difícil conciliar amistades que te hagan sentir confiado de verdad. La poca gente que fue me regaló una sonrisa, con regalos y más regalos.

La tardé fue muy mágica, y creo que nunca la borraré.

Después del 15, con cosas nuevas me había puesto algo loco, relativamente, regalé ropa, limpié mi cuarto, comencé a usar lentes, ( de a ratos ), iba de aquí a allá, y el simbolismo de estar en otra edad me convirtió en un sensato petardo que solo andaba riéndose de si mismo.

El 24 lo pasamos en rancho de mi mamá, una comunidad a 2 horas de Misantla, llamada Díaz Mirón, el pueblo que en su momento llegó a ser el lugar de reunión de la familia Jiménez a nivel nacional. El lugar por la fecha, estaba algo inundado de gente que se colocaba el apellido Jiménez, pero a pesar de tal atmósfera, mi hermano y yo andábamos desenchufados, ni el bistec, ni las piñatas, ni las risas algo molestas de mis tías permitieron que nos aburriéramos a lo lindo. Regresamos al otro día con una invitación de quedarnos un día más, pero mi mamá tenía asuntos, y yo aún co- dependiendo de ella, estuve que retomar la primera camioneta que nos devolvía a la ciudad.

El 25 regresamos, dimos abrazos, me puse toda la tarde tirado en el sofá, viendo cualquier cosa barata que pudiese suceder en la internet. Los días pasaron y bueno, visitas, casa llena, y cosas diferentes pero buena, es una idea especifica de lo que sucedió en estos meses, que aprendiendo tanto de ellos me hicieron reflexionar lo suficientes. Que cosas señores!.

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