miércoles, 27 de octubre de 2010

Cosas

Siempre que me recuesto sobre el colchón de mi cama en la casa en la que he vivido por casi 19 años, se me vienen insomnios de monstruos, y fantasías cósmicas de cosas que siempre pasan y que termino sin entender como llegar a ocurrir. Lloré muchas veces sobre esas sábanas, por dolor y desolación, lloré por sentirme solo y acompañado, por herir a alguien que no merecía nada, y por herir a quién merecía mas o menos algo de lo que tengo. La música era clave para el momento, en mi habitación, solo habitaban yo, un reproductor de unos 250 dólares, y muchas fotografías en blanco y negro, que tambaleaban entre el oscuro objeto del deseo que implica mostrar al mundo esas partes que a todos nos hacen sentir abandonados.
Mi cama, también es testigo de lo sutil que llega a ser el mundo. De lo débil que es el corazón y lo fuerte que es la razón ante tanta cosa. Bailaba cuando me sentía triste, e imaginaba que era un loco younger cuando barría, sin saber que ocurriría en el pasado, mi cuarto y mi colchón son los verdaderos cómplices de mis íntimos secretos, de mis cansancios y desvelos, y de esas turbias tardes donde terminaba cansado de estar conviviendo con el subsuelo de subnormales.

Mi cama huele a ti, y mi cama huele a todas esas palabras que te dije cuando amanecí contigo, no soy el tipo más sonriente del mundo, soy un seudoamargado que va por la vida procurando sonreír, sin fingir que lo hace en el intento, soy un tipo duro, de esos que no bailan, pero que está allí en la cama esperando el momento para currar la noche. Beber no me hace nada mal, mi cama ha visto como me las apaño cuando ebrio, aún mantengo el control de las cosas y de los momentos exactos. Soy un alcohólico retirado de las grandes ligas, mi mujer me dejó hará ya unos 6 años, tengo 3 hijos, y aún no puedo reenconciliar el sueño con ellos, que pretendo pensar, son mi adoración, pero a veces siento que he perdido la batalla con ellos.

sábado, 23 de octubre de 2010

J'taime

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Una buena rola de zoé suena de fondo, no sé su nombre, ni muchos menos sé que circunstancias me orillan a estar en donde estoy, pero puedo decir dos palabras, soy feliz.

En sí, siempre fuí feliz, pues creo que tengo mala memoria para hacer una recreación de todo lo que hago, y dije en el pasado. Justo ahora, desde las entrañas de las letras, estoy consciente de que me siento bien de decir tantas cosas, siempre he estado borracho en esto de vivir, me cuesta aceptar que tengo una vida y que tengo que trabajarla, por que hasta ahora, lo único que he hecho es actuar en un programa televisivo en donde me pagan por decir, actuar y mirar.

He encontrado a un chico, que amo muchísimo, una extraña fragancia entre lo que es, surrealismo, y una especie de loquera mental, que solo yo sé, por que en fondo me siento bien con todo eso que ha provocado el estar con él.

Contigo, me siento tan bien, que prefiero estar a solas con el silencio, que con cualquier otra persona que nos eas tu.

Te amo tanto, que no sé que pedos pasan por mi cabeza, por que estoy en un grado de entregarme a lo que pienso es, la cosa más chingona que me haya pasado en la vida.
La escuela ha sido todo un proceso, la uni, y los pedos de estar allí disfrutando, talacheando, y creando cosas, que ni si queira sé que coños son. Amo estar en este lugar, en donde tengo esas cosas que siempre quise tener, en el fondo, amo estar contigo, y amo estar con la gente con la que me rodeo. Tantos personajes están en la manta, que me parece un poco surreal el no pensar en tí. Te amo y siempre siempre te amaré.

(no sé que jodidos escribo, pero allí estas en mí morro)