lunes, 7 de septiembre de 2009

Sin Pensar en Nada


Cuando oigo una canción no puedo evitar lo inevitable, abro un pómulo de lágrimas sedientas de aire cotidiano, me enfrasco en mis ideales, y aunque suelo ser mismo de siempre, ya no visto raro, ni mucho menos uso perfumes caros, soy el mismo chico formal, que de modo vulgar suena cada día, aquí y allá, corriendo como si hacerlo fuera el ejercicio para respirar con todas mis fuerzas y decir que estoy vivo y que tengo un montón de ideas para cambiar al mundo.

No estoy atrapado, pero los pequeños momentos que forman parte de mi vida, comiezan a formarse, a encuadrillar una nueva imagen que es inborrable para cualquiera, para mí, por que inclusive la relación más dificil, costosa y complicada de mi vida ha sido la que he tenido conmigo mismo, muy a pesar de que no tengo miedo alguno por querer tener un poco de latidos certeros, que me hagan cantar una canción a todo lo que el cerebro y la respiración puede llegar a soportar

Sigo buscando en los rincones, a la mujer que amé, pero que ahora se convirtió en fantasma, la busco bajo los sillones, pero creo que solo yo soy el lugar de sus apariciones, el lugar tan vacío como la misma copa de whisky sin tomar, y sin tener que absorver, me cuesta mucho intentar que todo está normal, por que a pesar de que esté todo normal, hay coas que muy en el interior pesan como elefantes columpiandose en algún tiempo de las cerezas, de las uvas, y de los aíres dificiles tan asemejantes como la vida misma que nos ha tocado vivir.

La soledad no es mala, ni mucho menos es complicada, llega a ser aburrida, cuando terminas entendiendo que es el estado más puro para conocer las verdades incómodas que todos llevamos dentro, que dentro de nuestras rutinas, se convierten en los pequeños pedazos que van tejiendo lo que somos y lo que nunca fuimos. Allí estamos, caminando de noche, oyendo canciones que nos necesitan, y que necesitan ser oidas, ser reproducidas y ser incorporadas a cualquier estampa de nuestras existencias, por que al final... por que al final de cuenta, a lo único, a lo que venimos a este tan sencillo mundo, es a aprender a sonreir, por que a llorar ya se nace sabiendo.




y por su puesto ser felices :3

Para mi especial 7 de Septiembre, aún con holas

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